Principio y Fin Alpha y Omega
Todas las noches, antes de acostarme me gusta salir a la galería a mirar las estrellas (si el tiempo lo permite), son momentos en los que al mirar la inmensidad del cosmos me pregunto si alguna vez la raza humana será capaz de colonizarlo, descubriendo nuevos planetas (habitables o habitados), nuevas formas de vida con las que convivir en paz y armonía aprendiendo y a la vez enseñando la grandeza que llevamos dentro, dando y a la vez tomando lo mejor de cada raza.
Quiero creer y creo, que la raza humana tiene capacidad para salir de la barbarie en la que se halla inmersa y que será capaz de atravesar el umbral que la llevara a progresar y evolucionar como especie, hasta alcanzar la perfección física y espiritual y así poder reclamar el lugar que le corresponde en la colonización y repoblación (que no conquista) del Cosmos.
Es en ese momento, cuando me invade una gran pena porque sé que yo no estaré para ver si la humanidad es capaz de conseguir todos estos logros (creo que nací en el siglo equivocado), porque mi vida ya hará mucho tiempo que habrá terminado y es por un segundo, sólo un segundo, en que mi Fe se tambalea y un escalofrió recorre mi cuerpo mientras pienso: ¿y si no hay nada más? ¿y si se pierde nuestra esencia y nuestra conciencia?, ¿y si sólo nos espera la fría oscuridad y el no ser por los siglos de los siglos?, pero como he dicho sólo es un segundo y mi Fe se eleva si cabe más robusta y reforzada mientras pienso que cada uno tendremos lo que nos hayamos ganado y merezcamos en la otra vida, (Cielo o Infierno).
Como dijo un poeta:
Pura, encendida rosa,
émula de la llama
que sale con el día,
¿cómo naces tan llena de alegría
si sabes que la edad que te da el cielo
es apenas un breve y veloz vuelo?
Creo que la vida tal y como la conocemos es fugaz, es una lucha por la subsistencia, es un incomprensible y misterioso arcano en el que el transcurso del tiempo es tan tenue, tan etéreo, sutil y vaporoso y a la vez tan triste, doloroso y aniquilador que inquieta, turba, sobrecoge y asusta.
El tiempo, es como una sombra malvada que pasa sin ser vista, que pasa sin ser notada, nos desgasta, nos consume y nos remata, nos conduce a nuestro fatal destino, comisionado de la muerte, profético y sibilino, evapora nuestras esperanzas más queridas, aquellas que forjamos a lo largo de nuestras vidas y justo cuando en nuestro equipaje, abundan la comprensión, la experiencia,la sabiduría, las canas y "algo de pasta", ¡poco bagaje para tanto esfuerzo y difícil aprendizaje!. Sin llamada sin aviso la vida de nuestro cuerpo por la parca y su guadaña nos es arrebatada, o se hace tan insoportable por las dolencias, los achaques y la tristeza que somos nosotros mismos los que suplicamos y pedimos su arribada.
Pero a pesar de los pesares, de los malos momentos, de los sinsabores, las enfermedades, los sufrimientos, las angustias, las esperanzas rotas, los desengaños, todos queremos seguir cumpliendo años.
Yo, me consuelo como cualquiera que lleva todavía dentro una parte del niño que fue, con mis propios ensueños y fantasías (solo la fantasía permanece siempre joven) y me digo a mi mismo: La vida, es una canoa que navega en el flujo del tiempo y el espacio, cuando nacemos es botada al agua e iniciamos nuestro viaje a través de la entidad geométrica (tiempo y espacio), hasta que la canoa se deteriora y es retirada al desguace (morimos), ¿pero y si cada uno tenemos asignado ese pedazo de tiempo y espacio para nacer y morir una y otra vez mientras que en cada vida que vivimos y morimos nos hacemos cada vez un poco mejores?, acaso no habéis tenido muchas veces la sensación de haber vivido antes algún momento puntual de vuestra vida (Deja Vù), yo personalmente creo en la primera opción (Cielo o Infierno), pero no me desagrada la segunda (nacer y morir una y otra vez en el tiempo y espacio asignados, volvería a ver a todos mis seres queridos) ,supongo que habrá muchos más puntos de vista y por ende más opciones, pero por mi parte descarto cualquier otra opción, ¿ y Tú?.
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Anonimo -