Nunca te acostaras sin saber algo más
Desde hace muchos años he sido un ferviente lector de ciencia ficción, tanto en los comic de Marvel, (Los Vengadores, Iron Man, Thor, X Men, Spiderman, y un largo etc.….),como en cualquier libro, sobre el tema que caía en mi poder, y que leía y releía con avidez, muchos son los autores que han pasado por mis manos.(Julio Verne, H.G.Wells, Isaac Asimoc, Robert E. Howard, Robert A. Heinlein, Arthur C. Clarke, Úrsula K Le Guin, Carlos Saiz Cidoncha, y un larguísimo etc.. que sería, largo y tedioso de transcribir.
Julio Verne en su libro veinte mil leguas de viaje submarino, (1869) nos describe de forma minuciosa al Nautilus, un submarino de ficción cuyo nombre puede estar tomado del submarino real del mismo nombre, diseñado entre 1793 y 1797 y probado por primera vez en el Sena, en el año 1800, y que primero, los franceses y después los ingleses, rechazaron financiar y patrocinar.
La estructura del verdadero Nautilus estaba realizada en hierro, con planchas de cobre formando el recubrimiento exterior, su propulsión era realizada por una manivela hélice, Su quilla de hierro hueco era su tanque de lastre, era de forma de bala y se parecía a un submarino de investigación moderno, con una cúpula o torreta de mando, el aire era proporcionado por un tubo de cuero hidrofugado.
Sin embargo el Nautilus del Capitán Nemo, (Nadie en Latín), era de forma ahusada, muy parecido al pez vela, estaba constituido por dos cascos separados por compartimientos de lastre, siendo propulsado por electricidad y estaba preparado para descender a profundidades superiores a los 11 km, contaba con una torreta de gruesos vidrios, para dirigir la navegación de la nave, tenía también un poderoso reflector eléctrico y un poderoso espolón de forma triangular en uno de sus extremos, con el cual atacaba a los barcos.
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En su día, H.G. Wells autor de La máquina del tiempo, (1895), (le llamaron "el hombre que veía el mañana), fue considerado como uno de los padres de la Ciencia Ficción, Wells fue toda su vida de izquierdas. De hecho, su primera novela," La máquina del tiempo, (1895)", trataba esencialmente de la lucha de clases. Por una parte los hermosos Eloi eran descendientes de los antiguos burgueses, y los Morlocks ,de los trabajadores , enterrados en el subsuelo, junto con las máquinas y la industria, y que en la novela, acaban por dominar a sus antiguos opresores.
Al contrario que Julio Verne, padre del detalle y la definición minuciosa, Wells describe su máquina de modo muy superficial, "Tenía partes de níquel, de marfil, otras que habían sido indudablemente limadas o aserradas de un cristal de roca, tiene palancas y dispone de una silla para sentarse. La máquina estaba casi completa, pero unas barras de cristal retorcido sin terminar estaban colocadas sobre un banco de carpintero, junto a algunos planos; parecía ser de cuarzo".
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Siempre había creído que el primero que concibió una máquina del tiempo fue H.G. Wells, en 1895, (pero cuál no sería mi "sorpresa" cuando por casualidad y debido a un error, por no llevar las gafas puestas, y también por la falta de luz, que en ese momento había, al buscar una palabra en Google escribí, "anacronope" y el buscador me dijo: Quizás quiso decir anacronópete, entonces picado por la curiosidad, busqué en la wikipedia esta palabra,y esto fue lo que encontré:"Anacronópete es una palabra formada por tres raíces griegas. Ana, significa atrás, cronos es el tiempo y pete es aquel que vuela", resumiendo, Aquel que vuela hacia atrás en el tiempo), sin embargo, a un diplomático y escritor español, muy profilico y poco conocido fue a quien se le ocurrió primero, la idea de viajar en el tiempo, a través de un artilugio mecánico, (El anacronópete), que da título a la novela del mismo nombre, publicada en 1887 por Enrique Gaspar y Rimbau y el ilustrador Francesc Soler, ambos desarrollaron este tema, que se convertiría en uno de los clásicos de la ciencia ficción. De la mano del protagonista viajaremos a la Comuna de París, la China del s. III a.C., el último día de Pompeya, al Diluvio Universal y al principio del tiempo, en una novela repleta de aventuras, historias de amor y celos y mucho sentido del humor.
Exteriormente, era el Anacronópete una especie de arca de Noé sin quilla, toda vez que sus funciones no se relacionaban con el liquido elemento y que para flotar en caso necesario, bastábale la tripa que a modo de los antiguos navíos, arrancaba del suelo de la cala y se contraía debajo del balcón, sirviéndole de soporte.
La forma de este, era la de un enorme barco rectangular de hierro, que funcionaba con electricidad.
En sus ángulos erguianse cuatro formidables tubos, correspondientes a los aparatos de desalojamiento, con sus bocas retorcidas en dirección de los cuatro puntos cardinales
Un inmenso disco de cristal, rasante por cada viento a la pared. Servía a los viajeros para desde el interior y con el auxilio de los potentes instrumentos ópticos, contemplar el paisaje y rectificar la orientación durante la marcha.
Por esto, y por algunas cosas más, me ratifico en el titulo de este escrito, que como sabéis es un famoso refrán:
Nunca te acostaras sin saber algo más.
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