La Feria y sus Gentes.
España, es un país donde la feria se ha convertido en una representación popular de la idiosincrasia de cada pueblo y sus costumbres.
Me consta, que desde siempre los feriantes han tenido mala fama y es que tenemos la mala costumbre de juzgar a la gente sin conocerla, no digo que no haya feriantes que tengan esa mala fama ganada a pulso, pero para tener mala fama no hace falta ser feriante ya que las malas personas existen en todos los ámbitos de la sociedad en que vivimos.
Gracias a los feriantes, podemos disfrutar en nuestras respectivas ciudades, de unos días de diversión, jolgorio, fiesta y esparcimiento, que de una u otra manera nos hace salir de la rutina diaria y nos sumerge en una vorágine de sonido, luces, olores, sabores y sensaciones que no por ser ya conocidos los hacen menos deseados y que, año tras año disfrutamos junto a nuestros familiares y amigos, aunque creo que la feria a mi modo de ver, ha perdido o está perdiendo el encanto de otras épocas, con sus caballitos de madera, el teatro de Manolita Chen, la casa del terror, la casa de los espejos y una multitud de atracciones que nos remontan a la época de nuestra niñez y adolescencia.
La vida del feriante no es fácil, luchando contra el clima, la crisis y demás vicisitudes, cada uno de ellos tiene su propia vida y su propia historia, aunque todos se caracterizan por la senda recorrida y por ser la representación viva de la figura del nómada que de ciudad en ciudad y de feria en feria con la familia y la caravana a cuestas va ofreciendo diversión y entretenimiento, haciendo posible que grandes y pequeños disfrutemos de la feria con sus atracciones, carruseles, tómbolas, puestos de bocadillos, de tiro al blanco, de patatas, de algodón de azúcar, de churros, de turrones y garrapiñadas, etc., ganándose el jornal en una vida abnegada y llena de sacrificios, que en muchos casos se hereda de padres a hijos y que con el paso del tiempo han conseguido que lo errático de su existencia se convierta en un estilo de vida.
Los feriantes son como una gran "familia", donde existe la solidaridad y la cooperación entre sus componentes, aunque a veces, como suele suceder en todas las "familias" se producen disputas, pero también se ayudan unos a otros, compartiendo en muchos casos sus penas y alegrías.
A lo largo de la vida, vamos conociendo muchas personas, de las cuales" unas se quedan para siempre y forman parte de nuestras vidas y otras cruzan por ellas de paso, sin pena ni gloria ", pues bien yo me precio de tener algunos amigos entre los feriantes, pero quiero hacer una mención especial sobre una familia en particular, los hermanos Manolo y Antonio Cabello (turroneros de toda la vida) y sus respectivas familias, pues son de los que se quedan para siempre y forman parte de nuestras vidas, son naturales de un bonito pueblo de la provincia de Córdoba, "Aguilar de la Frontera"(la antigua Ipagrum ibero-romana).
Para mí son la representación viva de lo que es ser unas buenas personas, amables, dadivosos, desinteresados, agradables, sencillos y cordiales y aunque nos vemos de año en año, creo poder afirmar sin temor a equivocarme que la amistad y el aprecio son mutuos; es en familias como esta, donde el estigma y la fama de mala gente de los feriantes se rompe de una manera rotunda y definitiva, mi aprecio y amistad va para los dos hermanos igual, quizá he tenido más trato y comunicación con Manolo, pero quiero hacer llegar mi agradecimiento a los dos hermanos y sus respectivas familias por haberme aceptado como amigo de lo cual me siento muy orgulloso, por tanto, quiero de alguna manera reiterar mi amistad con este fragmento del verso 305 de las "Coplas por la muerte de su padre" escritas por Jorge Manrique en la segunda mitad del siglo XV.
"Amigo de sus amigos
¡qué señor para criados y parientes!
¡Qué enemigo de enemigos!
¡Qué maestro de esforzados y valientes!
¡Qué seso para discretos!
¡Qué gracia para donosos!
¡Qué razón!
¡Cuán benigno a los sujetos!
¡A los bravos y dañosos, qué león!"
¡qué señor para criados y parientes!
¡Qué enemigo de enemigos!
¡Qué maestro de esforzados y valientes!
¡Qué seso para discretos!
¡Qué gracia para donosos!
¡Qué razón!
¡Cuán benigno a los sujetos!
¡A los bravos y dañosos, qué león!"
Como Mateo Alemán y Enero escribió:
"Deben buscarse los amigos como los buenos libros.
No está la felicidad en que sean muchos ni muy curiosos; sino pocos, buenos y bien conocidos".
"Deben buscarse los amigos como los buenos libros.
No está la felicidad en que sean muchos ni muy curiosos; sino pocos, buenos y bien conocidos".
2 comentarios
elisabet sastre aguililla -
Manuel Cabello -