Blogia
a Eruditos-Legones

La Semana más grande.


 

Se acerca una vez más la Semana Santa, con la consiguiente movilización de pueblos y gentes de toda España en torno a los desfiles procesionales y sus liturgias. 
En la Semana Santa de Úbeda (declarada de "Interés Turístico Nacional" en 1980.), revivimos la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo a través de las procesiones que realizan las cofradías de la ciudad, durante el periodo comprendido entre el Domingo de Ramos y el Domingo de Resurrección y lo hacemos de una forma, austera, callada, humilde y devota, adjetivos que constituyen el alma de nuestras procesiones. A lo largo de esos días realizan su estación de penitencia por las calles de Úbeda 19 cofradías o hermandades ( y una Archicofradía), algunas de las cuales se remontan a los siglos XVI y XVII, procesionando tallas de los mejores imagineros del siglo XX, acompañadas de una miríada de hermanos penitentes, haciendo más, si cabe, de Úbeda, un bello escenario de una de las más hermosas representaciones artísticas, la Semana Santa Ubetense está llena de tradiciones que disfrutan por igual los nativos y los foráneos (muchos de los cuales son nacidos en Úbeda), que visitan todos los años por estas fechas la ciudad. 
No se han encontrado documentos que indiquen en qué fecha ni en qué formas se hacían en la ciudad estas manifestaciones llamadas procesiones; se supone que los frailes Mercenarios y los Trinitarios, que fueron los primeros en establecerse en esta entonces villa, darían principio a estas piadosas procesiones, puesto que los primeros poseían en su convento la más antigua imagen de Nuestra Señora la Virgen de la Soledad, y los segundos nos han dejado el recuerdo del Santo Entierro. La única noticia hallada sobre esta costumbre, consta en un inventario del archivo municipal, en el que figura, señalado con el número156 y que dice: "Cabido celebrado por esta ciudad, en que se dispone et modo que se ha de tener en las procesiones de Semana Santa". No tiene fecha, pero por la letra del inventario se presume del siglo XVI, es también probable que en algunas parroquias y ermitas, como en la de la Vera Cruz, se hiciesen procesiones (lo mismo en algunos conventos cuando se fundaron, como en el de la Victoria y San Andrés), según la investigación realizada por el historiador Jesús López Román, el esplendor escénico de la Semana Santa actual de Úbeda poco tiene que ver con sus inicios, allá por el siglo XIII, cuando la ciudad es conquistada por los Reyes Católicos, según dicha investigación existía una única procesión que, con notables cambios, ha subsistido hasta la actualidad: la de Jesús Nazareno, según nuestro historiador, es implantada en la ciudad por la Orden de los Templarios, como una congregación disciplinante que obliga a fustigar el cuerpo de los penitentes para redimir sus culpas y los pecados de la humanidad. En aquel entonces, la congregación es conocida con el nombre de la Vera Cruz, porque rinde culto a la Cruz Verdadera. Un trocito de esta última era guardada con celo en la ermita del mismo nombre, situada en lo que hoy es el barrio de San Pedro y que no existe en la actualidad. 
Estos datos que transcribo a continuación están extraídos de HISTORIA DE ÚBEDA de D. Miguel Ruiz Prieto.(Edición electrónica conmemorativa del centenario de la publicación de la obra, llevada a cabo por D. Alfredo Cazabán Laguna en el año 1906.)
Este santuario (de la Vera Cruz ) existió desde tiempo inmemorial a distancia de un tiro de ballesta de los adarves de la antigua muralla, que pasaba por el sitio conocido hoy por la Torre Nueva. Hemos conocido sus ruinas que existían antes de llegar del molino de Lázaro y en frente se elevaba, sobre una escalinata, una gran Cruz de piedra que se destruyó al hacer la carretera de Vilches a Almería, que pasa por aquel sitio, en el que después se han hecho casas. En el solar de la ermita se hizo un huerto con su cerca por el vecino de Úbeda D. Juan Cuadra. Creemos que la fundación de esta ermita se debe a la piedad de los conquistadores de Úbeda en el siglo XIII. La iglesia era muy capaz y se daba culto en ella a la Virgen de los Dolores y al Cristo de la Expiración, llamado el Señor de la Vera-Cruz, que son de las imágenes más bellas de Úbeda, especialmente la primera. Estas eran llevadas al convento de la Victoria, de donde con otras salían en devota procesión el Viernes Santo.
Al dejar los franceses arruinada esta ermita, las dos imágenes pasaron al convento de la Victoria y, suprimido éste, fueron llevadas a la iglesia de San Nicolás, donde se les da culto. De ésta salía dicho crucifijo e imagen de la virgen en procesión el día del triunfo de la Santa Cruz, cuya costumbre cesó hace algunos años, extinguiéndose la cofradía.
La falta de documentación existente, impide consignar con seguridad la época en que se crearon la mayor parte de estas corporaciones religiosas llamadas cofradías, que debió ser muy antigua, pues ya existían en el siglo VIII de la iglesia, no se tiene conocimiento ni noticia alguna de estas hermandades en Úbeda durante la época Gótica-Cristiana, además debemos de tener en cuenta que en el siglo VIII dominaban los árabes el país, por tanto se supone con cierto fundamento que se empezaron a formar en Úbeda a raíz de su reconquista.
Pero... a nosotros... ¿qué más nos da que una cofradía, que una congregación devota, sea más o menos antigua, cuando todas y cada una de ellas persiguen el mismo fin, cual es realizar actos en honor de tal o cual imagen y en su momento hacer Semana Santa? 
La Semana Santa ha llegado, es la reiteración de un ciclo que se repite año tras año y que si el tiempo lo permite pondrá en la calle a cofrades y pasos, que durante esta semana, vivirán con fervor y pasión su estación de penitencia. 
La Semana Santa es un tiempo para la reflexión, para rememorar sensaciones, momentos, olores, sabores, recuerdos de la infancia y de la adolescencia.
Desde el punto de vista más religioso, a lo largo de la Semana Santa se celebran misas en honor a las imágenes titulares de las cofradías, siendo reseñables los traslados llenos de sentimiento, devoción y recogimiento de las imágenes a sus respectivos templos. Dentro de las tradiciones, esta la liturgia de los besapiés a las imágenes durante los días previos al comienzo de la Semana Santa. 
La Semana Santa es una amalgama y un cúmulo de sentimientos profundos, intensos e íntimos, vividos sobre todo en la calle, pero también es una mezcla de olores, sonidos, texturas, colores, y sabores, que nos hacen volver hacia atrás en el tiempo, aunque siempre nos parecen nuevos y recientes, en Úbeda, la Semana Santa se huele, se oye, se palpa, se contempla y se saborea, la Semana Santa en Úbeda es una expresión cultural que engloba diversas facetas, es una época de reflexión y encuentro con Dios, una época de recogimiento, de devoción, de exaltación, una época de cordialidad y compasión hacia aquellos que no tienen esperanza, una época llena de ritos y tradiciones, una época preeminente desde el punto de vista gastronómico, donde nuestra ciudad muestra su faceta más tradicional y aunque es una fiesta de marcado carácter religioso también es una fiesta de carácter popular abierta a todo el mundo. 
La Semana Santa de Úbeda, se puede oler, huele a palmito, huele al aroma de las flores que adornan los pasos y que envuelven las imágenes, confiriéndoles personalidad propia, huele a incienso, huele a la cera derretida de los cirios y las velas en las tulipas. 
La Semana Santa de Úbeda, se puede oír, suena a redobles de tambores, a ecos de timbales, a cornetas y trompetas, suena a marchas de Semana Santa, al tañido de una campanilla, suena al tintineo de las tulipas en los tronos, al murmullo de la gente, suena a saetas y a silencio, silencio respetuoso, tranquilo, conmovedor en momentos, contenido en otros… en definitiva esos sonidos que nos evocan tantas cosas de nuestras procesiones.
La Semana Santa de Úbeda, se puede palpar, el bordado de los mantos en seda y oro fino, el paño de las túnicas, el raso de las capas, la arpillera de los costales, el cartón del capirote, el metal de los varales, la madera de los ciriales, la madera tallada y dorada de los tronos, el sudor de los costaleros, las lagrimas emocionadas de cofrades y costaleros… en conclusión, en Úbeda la Semana Santa se vive y se siente de una forma tangible. 
La Semana Santa de Úbeda, se puede contemplar, es una Semana Santa llena de luz y color, las calles se llenan de colores litúrgicos plasmados en la distintas vestimentas de las cofradías, la exhibición de pasos y tronos exteriorizan toda la devoción popular de forma plástica y variopinta con una gran riqueza de colores, los arreglos florales de los tronos, la ciudad con sus calles engalanadas mediante la decoración con colgaduras en balcones y ventanas con banderas y palmas, la visión nocturna de nuestros monumentos magníficamente iluminados, alcanzando su apogeo con la salida de las distintas hermandades que realizan su estación de penitencia en las horas nocturnas. 
La Semana Santa de Úbeda se puede saborear, una gastronomía de vigilia llena de tradición y sabor, en la cual se distinguen sabores antiguos y tradicionales como los famosos hornazos, los roscos de Jesús, las torrijas, el potaje de vigilia, el bacalao con tomate, el pan de aceite, las tortas, las magdalenas, los ochios que hacían nuestras madres en los hornos de las panaderías y que comíamos con habas tiernas y huevos cocidos y como no, el orozuz, (Paloduz) y los puritos americanos. 
La Semana Santa de Úbeda, posee unos rasgos de personalidad propios y diferenciadores, entre ellos, resaltare el respeto (salvo contadas excepciones), al orden cronológico de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo que las cofradías respetan en sus estaciones de penitencia. 
De unos cuantos años para acá y por desgracia, algunas personas buscan pertenecer a la Junta de Gobierno de alguna Hermandad, Cofradía o Archicofradía, para de esta manera poder conseguir un prestigio social personal, ya que estas personas sin escrúpulos, se esconden bajo una máscara de honestidad y tolerancia, cuando en su interior son personas falsas e hipócritas que buscan la vía más rápida de acceso a un nivel social superior que los convierta en un personaje público para su propio beneficio e interés personal.
Cambiando de tema, hay muchos vocablos del ambiente cofrade, que por "nuevos", eran desconocidos hasta no hace mucho en el vocabulario de la Semana Santa de Úbeda. He intentado definir algunos que ya estaban en nuestro vocabulario Semana Santero y otros importados de otras ciudades de Semanas Santa y que a mi modo de ver considero básicos para poder entender cualquier información relacionada con estas fiestas. 
 
La historia y las tradiciones particulares han moldeado las celebraciones de Semana Santa en Andalucía hasta darles personalidad propia. Y esto se ha traducido en una riqueza que tiene una de sus manifestaciones más evidentes en el amplio glosario de la terminología procesionista, sólo en parte reconocido en el Diccionario de la Real Academia Española.
Los siguientes términos han sido tomados de el lenguaje cofradiero de Málaga, Granada,Córdoba, Cádiz, Sevilla y Úbeda.
 

Bulla:
Se llama así a la aglomeración de gente en algunas calles por donde pasa una cofradía.


Capirote:

Cono de cartón o de malla de plástico que se cubre con una tela llamada cubre rostro


Capataz:
Es el responsable de guiar a los costaleros para llevar correctamente el paso. Le ayudan sus auxiliares.


Achuchatronos:

Los que van bajo los tronos con ruedas y volante  "achuchando", como su nombre indica.


Carrera oficial:
Recorrido obligatorio para las cofradías. En Úbeda no existe la llamada "Carrera Oficial" como se entiende en otros lugares.


Cruz de Guía:

Es la cruz que abre el desfile procesional. Suele ir acompañada de dos o cuatro nazarenos con faroles.

Costalero:
Cada uno de los hombres que soportan el peso de los pasos. Visten con alpargatas, faja y costal. Este último es una especie de almohadilla que se colocan en la cabeza con una tela plegada para evitar lesiones.

Hermano Mayor:

Hermano votado por los demás hermanos democráticamente, para presidir la Hermandad durante un periodo determinado de tiempo. Su cargo debe ser ratificado por el Obispado.

Horquilleros:

Toman su nombre de las horquillas con las que sostienen el paso cuando este se para y que le sirven para descansar de trecho en trecho del peso que soportan.

Crucificado:

Imagen de Cristo clavado a la Cruz. Por extensión, todo paso que sólo lleva a Jesús representado de esta manera iconográfica.

Cofradía:
Parte de una hermandad que se ocupa de los actos procesionales en Semana Santa.

Levantá:

Cuando los costaleros suben un paso para iniciar una chicotá.

Chicotá:
Es el tiempo y espacio que recorre un paso desde que se levanta hasta que se vuelve a parar.

Arriá:

Voz de mando del capataz al costalero, en ese momento se ha de parar y bajar el paso.

Madrugá:
La noche por antonomasia de la Semana Santa. Noche del Jueves al Viernes Santo.


Hermandad:

Congregación de devotos que rinden culto a unas imágenes.

Dolorosa:
Imagen de la Virgen, afligida por la muerte de su Hijo.

Estación de Penitencia:

Recorrido que hacen en Semana Santa las hermandades.

Hombre de trono:
Denominación muy malagueña que se da al hombre que lleva el trono y cuya expresión va desapareciendo para dejar paso a la palabra portador.

Penitente:

Nazareno que se distingue por ir sin capirote y por llevar una cruz a cuestas. También se denominan a las personas que sin ser miembros de la hermandad acompañan los pasos de paisano.

Hachón: Especie de brasero alto, fijo sobre un pie derecho, en que se encienden algunas materias que levantan llama.

Paso:

Andas con patas donde se colocan las Imágenes para hacer una procesión con ellas.


Martillo:

Es un martillo grueso de madera o metal que se utiliza para dar los toques necesarios sobre la campana de trono.

Palio:
Especie de dosel colocado sobre cuatro o más varas largas  y que cubre el paso de una Virgen. De él cuelgan las bambalinas.

Saeta:
Copla breve, ferviente y devota, qué se canta en Semana Santa. Oración hecha cante.

Campanilla:

Campana pequeña de metal que lleva el nazareno en la mano (cargo de campanillero) para hacer andar o parar la procesión según los toques que ejecute con ella.

Arbotante:

Conjunto de candelabros que llevan los tronos en sus esquinas.


Trabajadera:
Viga de madera que va en la parihuela para que los costaleros porten el paso.

Varal:

Cada uno de los dos largueros que llevan en los costados las andas de las imágenes.

Cargador:

Es la persona que porta un paso. Es lo que en Sevilla sería un costalero, con la salvedad de que en Cádiz se lleva el paso sobre el hombro.

Abrecalles:

Varas unidas por un cordón que figuran al comienzo del cortejo procesional en algunas hermandades.

Caña:

Pértiga ligera que sirve tanto para encender, con un pabilo, como para apagar los cirios de una candelería o del candelabro.

Acordeón:

Cuando los pasos no pueden avanzar más, los diputados de tramo hacen el acordeón con los nazarenos. Esto se consigue acortando o alargando las distancias entre las parejas de hermanos, en virtud del ritmo de la hermandad.

Chía:

Personaje de la hermandad de la Soledad de San Jerónimo que abre el cortejo. Son cuatro y salen tocando el tambor y la fanfarria. Este personaje, que alude a la Santa Inquisición, anuncia la muerte de los reos y llevan sobre su cabeza una corona con plumas.

Tallar:

Consiste en medir la cuadrilla de cargadores. En Sevilla Igualá.

Nazareno:
Hermano de una cofradía vestido con túnica y capirote que acompaña a los pasos.

Faraón (faraona):

Pieza de tela que llevan en su cabeza los hombres de trono.

Bacalao:

Popularmente se le conoce así al estandarte corporativo de una hermandad, por la hechura que tiene.


 
Si algo caracteriza a la celebración de la Semana Santa en Andalucía es la diversidad, diversidad que se traduce en una amplia terminología. 
Para las personas que portean un trono, contamos con siete términos específicos, no del todo sinónimos, lo que se denomina en Sevilla costalero se llama en Málaga hombre de trono y en Cádiz cargador, en Córdoba es santero, en Jaén guizquero, en Granada horquillero y andero es la voz que el DRAE supone la general castellana. 
Desde aquí pido a los directivos de cada una de las cofradías; a cada uno de los diferentes cofrades que las forman y en general a todos los Ubetenses, a que hagamos una piña y cada uno en la medida de sus posibilidades aportemos nuestro granito de arena, con la pretensión de conseguir un único objetivo, que no es otro, sino el de hacer mejor, año a año, nuestra Semana Santa. Cuando esta reivindicación se consiga, habremos alcanzado completamente el exacto cometido de todos durante la Semana de Pasión.

 


Pagina Principal

1 comentario

Antiquo Penitentovich dijo... -


Artículo extensísimo y al que poco me queda que añadir, sólo que comparto ciento por ciento tus sensaciones, emociones, críticas y opiniones con respecto a este tema. Yo, como antiguo cofrade en diversas cofradías de Úbeda no tengo por menos que aplaudir tu artículo, tu documentado y extenso artículo.