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Cría Cuervos y....

Cría Cuervos y....
De los hijos/as, sólo podemos disfrutar su niñez aproximadamente hasta los 10 o 12 años, donde todavía quieren acompañar a sus padres, porque un poco más adelante empiezan a salir con sus amigas/os, comienzan a tener novias/os y hasta llegan a sentir bochorno si nosotros como padres queremos ser cariñosos con ellas/os.
Desde el mismo momento, en que vienen al mundo empezamos a experimentar las alegrías y las pequeñas tristezas que suelen aparecer cuando se ponen enfermos/as, o surgen algunos inconvenientes que están más allá de nuestras posibilidades y que no son consecuencias de nuestros actos como padres.
Pero los momentos felices son más en este proceso de ver crecer a los/as hijos/as; de verlos/as aprender y formarse para que con el paso del tiempo puedan desenvolverse en la sociedad. En ese sentido; vivimos la experiencia de su primera palabra (suele ser "Papa"), de su primer diente, de sus primeros pasos del primer año de la vida escolar y todo esto vivido en el día a día se traduce en una alegría infinita; experimentamos sentimientos de alegría y euforia y sus opuestos de angustia y miedo, manifestaciones por otra parte normales de la paternidad.
Cuando los hijos/as, están pequeños sus necesidades son nuestra prioridad, todas nuestras metas, nuestros objetivos, nuestros logros, nuestras ambiciones y nuestros sueños están en conseguir el bienestar para nuestros hijos/as, hemos luchado por darles las oportunidades que nosotros no tuvimos, también es cierto que hay padres que no han o hemos sido un dechado de virtudes, la verdad es que todos somos humanos y por lo tanto, propensos a equivocarnos, siendo poseedores como personas de muchos defectos, pero incluso los mejores padres, los que más han o hemos sacrificado por nuestros hijos/as, también pueden o podemos tener hijos/as muy desagradecidos.
Por desgracia, debido a diversos factores, principalmente económicos, como el desempleo y la dificultad de acceso a la vivienda, la edad a la que los hijos/as se independizan se está retrasando, tenemos hijos/as adultos que viven en nuestra casa como si fuera en un hotel, sin respeto a las reglas de sus padres, creando situaciones de estrés en el hogar paterno por conflictos de libertades y autorizaciones, falta de dinero, exceso de independencia, poco interés en los asuntos de la casa, el "tener que cumplir solo por compromiso con la familia"(Tíos, primos), sobre todo en fechas señaladas cuestionando nuestras tradiciones familiares, usando nuestras cosas sin permiso y pensando que no tienen por qué explicarnos lo que van a hacer, estos y otros factores son los que propician y originan discusiones y enfrentamientos perjudiciales de una u otra forma para toda la unidad familiar.
En la mayoría de los casos, quieren solo la libertad que conlleva hacerse adultos/as, sin asumir que esta libertad tiene que ir pareja y en consonancia con su responsabilidad, y en cuanto les exiges lo más mínimo en el hogar, lejos de ser agradecidos/as te contestan, con descaro: "yo no elegí venir al mundo, es vuestra obligación mantenerme, sino no haberme tenido, etc. La ingratitud es una de las hijas del egoísmo, hijos/as ingratos, egoístas, rebeldes e indolentes, que viven encontrándonos defectos a nosotros, sus progenitores, acusándonos todos los días de que nuestras ideas y métodos están anticuados y obsoletos, echándonos en cara el que no les preguntemos sobre sus cosas, siendo el caso que cuando les preguntamos si les vemos afligidos/as o apesadumbrados/as nos contestan:"eso es problema mío, dejadme vivir mi vida", sin pararse a pensar que para recibir hay que dar y no tienen nunca en cuenta, los problemas, preocupaciones y contratiempos que tengamos o nos acucien en la realización de nuestra función como padres, no interesándose por la situación emocional que podamos tener los padres, debida a por ejemplo:" problemas de desaliento y anímicos producidos por problemas económicos, por enfermedades de tipo psicológico o físico, etc..", preocupándose solo de que el frigorífico este lleno, de que la ropa esté a punto, de que haya espumas, gominas, cremas, suavizantes para el pelo, etc., sin pararse a pensar el esfuerzo que nos cuesta todo lo que les damos, intentando que no les falte de nada sacrificando incluso nuestros pequeños gastos personales, pero son desagradecidos/as y egoístas y no saben valorar nuestros esfuerzos.
Estos hijos/as se quedan en casa volviéndose no sólo una carga emocional y económica, sino que se convierten a veces en verdaderos déspotas de los padres, viviendo en nuestras casas con todos los gastos pagados, vivienda, comida, educación, dinero para divertirse (cuando se puede), sin asumir ningún tipo de responsabilidad emocional o material. Desde el punto de vista económico, son adultos con un profundo desprecio por el esfuerzo, pero sobre todo, no quieren complicarse la existencia. Quieren todo sin hacer absolutamente nada como compensación.
A veces nuestros/as hijos/as pueden pensar que las contribuciones que nos interesan son las materiales y no es así, queremos que entiendan nuestra necesidad de compartir con ellos algunos momentos, de dialogar y ser escuchados y comprendidos, comunicándoles nuestras inquietudes, nuestros problemas o nuestras alegrías, avisándonos si se van a retrasar en venir a casa, ya sea de día o de noche(especialmente), cumpliendo de esta manera con su cupo de aporte emocional.
La desidia y las discusiones, que supone el no recoger los platos de la mesa y fregarlos después de comer, recoger y limpiar el cuarto de baño después de utilizarlo, no dejar la ropa sucia en su lugar, apagar las luces al salir de su habitación o tirar la basura al salir por la tarde-noche, evitándonos el esfuerzo a los padres.
No se dan cuenta que la casa de sus padres es su hogar, su morada y que deben de cuidarla y conservarla, pues forma parte de sus vidas, su historia, sus vivencias y sus recuerdos.
Pero algún día serán padres/madres y es posible que este dolor que sus padres padecemos se convierta también en su dolor, dándose cuenta entonces de las razones que motivaban el comportamiento "autoritario e intolerable de sus padres".
En este mundo, hay hijos/as que lo dan todo(la excepción que confirma la regla) y hay hijos/as que se lo encuentran todo, también hay hijos/as que el día que falten sus padres (algunos/as antes), se frotaran las manos(pensando en la herencia) y ese habrá sido uno de los pocos gestos que producirá entusiasmo para con sus padres.
Tal vez esté equivocado, pero cuando un padre o una madre, les gritan a sus hijos/as (mayores de edad que viven en nuestras casas), les juzgan, les increpan o les reprenden, no lo hacen porque les quieran mal, sino porque se defienden de sus palabras egoístas, de su ingratitud, de su desidia, porque se sienten heridos en el alma, se sienten mal o algo malo está pasando por sus vidas.
Hijos/as del mundo, (mayores de edad que vivís en las casas de vuestros padres) si algunos/as os veis reflejados en este articulo, reflexionar y ser mejores y más considerados con los que os dieron la vida y si después de leer este articulo seguís sin entrar en razón y perseveráis en vuestro egoísmo e ingratitud, solo me queda por decir: " que hacéis en una casa en la que estáis a disgusto", una casa en la que vuestros progenitores, os piden la "irrazonable e injusta barbaridad" de que cumpláis las normas y que colaboréis en su cuidado y conservación, una casa en la que solo sois felices si entráis y salís a vuestro antojo, hacéis las cosas a vuestra voluntad y criterio, mientras vuestros padres callan y otorgan, entonces casi casi, son "buenos 
padres", pero si os piden cuentas u os fijan unas pautas a seguir, pasan a ser una especie de "monstruos irrazonables e ilógicos" que solo saben decir: "la puerta está abierta si tan mal os va, podéis iros cuando queráis"; a todos y cada uno/a, os deseo que consigáis en vuestra vida, el amor, la salud y mucho dinero y que seáis muy felices en vuestra vida en pareja, pero también deseo a los/as que cuestionáis o habéis cuestionado y no cumplido las normas y preceptos" tiránicos y déspotas" de vuestros padres, que vuestros/as hijos/as tengan con vosotros el mismo comportamiento egoísta, ingrato, desagradecido e irreverente pero (multiplicado X 10) que vosotros/as habéis tenido con vuestros progenitores. 
 Sócrates dijo: Los jóvenes hoy en día son unos tiranos. Contradicen a sus padres, devoran su comida, y le faltan al respeto a sus maestros. 
Enrique Jardiel Poncela dijo:Por severo que sea un padre juzgando a su hijo, nunca es tan severo como un hijo juzgando a su padre. 
Peter Ustinov dijo: Los Padres son los huesos con los que los hijos afilan sus dientes. 
 Y el saber popular dice: Cría cuervos y te sacaran los ojos.



2 comentarios

tomi -

que verdades tan grandes dices ...

Claudio Próculo Severo dijo... -

La labor de ser padres es difícil, luchamos con ahínco por su bienestar e intentamos que sean honestos inculcándoles unos valores que les hagan crecer como personas y los preparamos para enfrentarse al mundo con posibilidades de vencer.
A nosotros como padres, lo único que se nos puede exigir es el de criar a nuestros hijos de la mejor manera posible, dándoles el sustento necesario y la educación adecuada para convertirlos en personas adultas, responsables y capaces.
Si luego, cuando crecen, se convierten en algo que no les hemos enseñado, si por causas del entorno o por no sé qué rayos, la falta de juicio, la irresponsabilidad, la crueldad…, se apodera de ellos y por desgracia para nosotros se convierten en unos descerebrados; de ninguna manera debemos claudicar ante sus chantajes, despotismo y falta de respeto. Tenemos que mantenernos firmes y dejarles muy claro que mientras estén bajo nuestro mismo techo las normas las pondremos nosotros y deberán acatarlas con todas sus consecuencias.
En este punto me vienen a la memoria unas palabras de una eminente psicóloga a propósito de la relación entre padres e hijos: “En muchos casos, la convivencia se hace tan insoportable que es mejor señalarles la salida de nuestro hogar y que se busquen la vida como adultos que son, que someterse a sus chantajes, insensibilidad y egoísmo. De otra manera se apoderarán de tal manera de nuestras vidas que seremos esclavos de sus designios en nuestra propia casa y convertirán nuestras vidas en un infierno”.
Palabras que las suscribo enteramente. Aunque se nos parta el alma y parte de ella se vaya con ellos, si no nos mantenemos firmes ante los abusos de nuestros hijos y los apartamos de nuestro lado a tiempo, sus conductas ingratas y egoístas terminarán por hacer de nuestros hogares una continua batalla campal en donde pueden llegar a ocurrir cosas muy desagradables que lamentaremos durante el resto de nuestras vidas.